250 años de Jane Austen: variaciones sobre una pastoral
Ensayo publicado en República de Letras, abril 2025. (Extracto)
Publicado en República de Letras, abril de 2025.
La literatura tiene el poder —podríamos decir sobrenatural, de no ser porque pocas cosas le son tan naturales— de crear visiones de mundo. No importa si el mundo de la ficción está basado en una realidad histórica o en una fantasía; cada obra impone al mundo una forma particular de sentido y trata de seducir al lector para que asuma esta visión y así vuelva a mirar su propia realidad con los ojos renovados. Como decía Paul Ricoeur en Tiempo y narración, «a las obras de ficción debemos en gran parte la ampliación de nuestro horizonte de existencia», es decir, la ampliación de las posibilidades de interpretar el sentido de nuestro ser en el mundo.
Pasados 250 años del nacimiento de Jane Austen, la novelista inglesa sigue apelando con intensidad poco común a todo tipo de lectores y cabe preguntarse, entonces, cuál es la visión de mundo que nos ofrece su obra para mantener esta atención entre lectores primerizos y entre los más avezados. Esa pregunta, incluso, se vuelve más acuciante por el hecho de que sus heroínas viven en una realidad histórica tan ajena al papel actualmente deseado para la mujer. Sin embargo, como en toda buena literatura, no es la realidad histórica, sino el poderoso simbolismo con que la realidad es reconfigurada para ofrecer un horizonte de existencia el que produce el impacto más perdurable. No es el contenido histórico lo que ejerce mayor fascinación y fuerza en la literatura, sino la forma simbólica bajo la cual se nos ofrece.
Las novelas de Jane Austen son, sin caer en contradicción, sencillas y complejas. Y esta sencilla complejidad procede, entre otras cosas, de su constante juego con variaciones sobre el simbolismo del mundo pastoral. Pastoral no implica, necesariamente, la presencia de pastores, sino más bien un universo de fantasía en el cual el ser humano se imagina en comunión con la naturaleza, revestido de una inocencia primigenia, intacto por los avatares de un mundo viciado por el trabajo alienante y el dolor. Y he dicho bien, universo de fantasía, pues la pastoral —desde el jardín del Edén, pasando por la poesía bucólica grecorromana, por las novelas pastoriles renacentistas hasta llegar a los sueños rotos en Retorno a Brideshead de Waugh o Pastoral americana de Roth— ofrece la visión de una inocencia frágil y en última instancia abocada a su extinción, el deseo de un mundo armónico para un ser que siempre ha luchado por encontrar una armonía. No es de extrañar que, en esas visiones, las oscuridades de la vida terminen colándose por unas rendijas que nunca están bien cerradas del todo.
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Muy bueno 😊. Lo incluimos en Crónicas de Substack?